El Inicio de Todo lo que se Mueve en Mí

Lunes, 24 de junio de 2024, en el cielo de Medellín a Niuyol

Musik

Me cuesta aceptar que hay partes de mi cuerpo con las que aún no he hecho las paces. La gordofobia me arrastra, pero es un autoataque. No quiero ser gorda. He tenido que trabajar la mirada que tenía hacia la gente gorda. Siempre he estado en su defensa, para protegerles del mundo, del prejuicio y el rechazo, en respetar lo que son y visibilizarles. Pero una cosa es lo que proyectamos afuera y otra lo que se mueve adentro, eso que, aunque tratemos de ignorar, no se puede borrar, y moldea, moldea todo lo que somos, cómo pensamos, cómo miramos y pasamos juicio sobre el cuerpo de lxs demás.

A mi mejor amiga nunca le he dicho esto, pero ella siempre ha sido gorda. Y yo, desde el inconsciente, siempre traté de alentarla para que fuese “saludable”, y entre comillas, porque disfrazamos la salud con gordofobia. Ya no me avergüenza nombrarlo; ya sé lo que un día fue. A ella y a todas las personas gordas que han sido parte de mi vida quiero decirles que lo siento.

En mi casa, el jardín de los gordofóbicos, empezando por mi padre que se pasa hablando del cuerpo ajeno, sabían cómo molestarme. Desde la niñez sabían que hablar del cuerpo de mi mejor amiga era algo que me enfurecía. Era yo, en consciencia, luchando porque respetaran su cuerpecito tal y como era: gordo, hermoso y perfecto. Pero, el aprendizaje lo arrastramos; a pesar de la resistencia, llevamos ese bagaje en el inconsciente. Decimos que no, que no es eso, pero sí, eso mismo es, GORDOFOBIA.

Mi padre claramente lo dice: “no me gustan las gordas”, y así, cuando me ve con “libras de más”, no le tiembla la voz para decírmelo.

“Oye, Lili (mi hija) está flaquita.”

“Ponte a rebajar que estás gordx.”

Pero ahí tampoco queda, porque a su pareja, una mujer negra, también le ha sugerido operarse la nariz. Los cocos, la barriga, todo lo que guinde y esté “mal puesto” según él, es buen tema para mi papá. Eso incluye su recomendación a las mujeres embarazadas de hacerse cesárea y no tener partos naturales, para que la vagina les quede cerradita. ¿Lo guindamos? Pos claaaaro que no. Lo miro con más amor que nunca, porque sé que él llegó hasta donde pudo, y que de él he aprendido yo a hacerlo diferente, pero más aún a entender el INICIO DE TODO LO QUE SE MUEVE EN MÍ…

En mi camino, me he abierto a la información, a esa que llega por el trabajo logrado para conectar con el alma, esa que tiene un pedacito del cuerpo y del espíritu. Y me he abierto con amor y compasión a las preguntas, a echar una mirada profunda a mis acciones, decisiones y pensamientos para entender de dónde vienen, desde cuándo se instalaron y las posibles razones, para ser capaz de conocer cuáles son míos y cuáles no me pertenecen. ¿A qué tratos me he expuesto para tener el cuerpo que mis limitaciones catalogaban como perfecto? ¿Por qué razón entreno como entreno? ¿Hasta dónde será realmente suficiente? La presión que llevo es todo un secreto que comparto con ustedes a viva voz.

Ya soy capaz de abrazar mis sombras y ponerlas allá afuera sin miedo, culpa ni vergüenza. Le doy lugar a mi oscuridad para liberarla y trascender, porque quiero abrazar cada momento en que yo también me miro al espejo y no me gusto. Porque yo también estoy aprendiendo a amarme tal como soy. Tal vez este es de los retos más grandes que he transitado y del que aún no logro liberarme del todo. A veces se piensa que las mujeres que cumplen con los estándares físicos de la sociedad, que se presentan al mundo con tanta seguridad, no sufren de inseguridades, y es todo lo contrario, a muchas nos arrastra. Hay a quienes las domina proyectando su herida en otras, y hay quienes decoran su inconformidad coloreándose lo mejor que puedan como un libro de pintar. Compararnos y compararnos, y querer todo menos lo que ya tenemos y se nos ha regalado; un cuerpo humano funcional, un vehículo suficiente, con cada singularidad. Una vez escuché a una chica decir sobre el amor propio que con no odiarnos era suficiente. Pero, ¿realmente lo es? ¿Es eso lo que, por ser mujeres, estamos condicionadas a vivir?

La presión que llevo, mis lalilovers, ¿es realmente mía, o es un asunto transgeneracional? Pero, ¿cómo llevar todo esto a la consciencia? Pues, obvio que no es tan simple. Lo primero es no andar en pendejo automático, como dice mi maestra, sino observar, mirar y escuchar, para reconocer tanto el ruido de adentro como el de afuera. Si ya le doy lugar al de adentro y lo reconozco, entonces me abro a la posibilidad de encontrar el de afuera; el origen.

Entonces, para conocer parte de la historia de mi clan, me di a la tarea de visitar a una tía abuela con mamá. En la llamada telefónica para dejarle saber que íbamos de camino, la tía abuela, que de hecho, como mi madre, también fue modelo y participó en concursos de belleza, le pregunta a mi mamá: ¿Estás linda? Fue curioso escuchar la pregunta así, de la nada, como sin contexto, pero al llegar y ver cómo la viejita miró a su sobrina de arriba abajo, y a mí también, para luego recibirla con un: “estás gorda, tienes que estar flaca y linda, así como tu hija”, fue suficiente para hacer más de un click a todas las memorias vividas con mamá. Pero lo que más me sorprendió no fueron sus palabras, sino cómo mi madre las recibió, como si fuese el pan nuestro de cada día en su vida, como si la tía llevase toda la vida esperando lo mismo: una sobrina flaca y linda.

Ay, mamita linda, AHORA TE VEO… Esta carga no es solo mía. Ahora lo veo, mamá. Ahora entiendo por qué me llevaste a tomar un curso de refinamiento y modelaje. Ahora veo por qué tus deseos de que yo fuese Miss Universo. Ahora veo por qué tantos momentos en que comparaste mi belleza con la de mis amigas. “Tú eres la más bella”, “Esa amiga tuya es feísima y su mamá es más fea todavía”… y yo, “Ay, mami, por Dios”…

Pensé que era suficiente con no sentirme la más bella y simplemente pensar que mi madre me amaba a ciegas, pero no. Fue imposible para mi inconsciente no compararme, no mirarme compulsivamente al espejo, en cada esquina, en cada reflejo de las vitrinas, en cada cristal de los carros. No buscar verme tan perfecta y superior como mi madre me veía.

Pero, ¿por qué eso que ella veía no lo podía ver yo en mí? Si ya se borraba la niña para asumir el rol de adulta ante tantos conflictos en mi clan, y me sobraba la fuerza y la rebeldía para defender a cualquier miembro de la familia y denunciar la inconsciencia a pesar de los golpes, ¿cómo podía renunciar al canje de sentirme amada, reconocida, vista y admirada por mamá y papá? Yo tenía que ser bella. Desobediente, pendejita, atrevida, vaga, cuentista, y malcriada, pero bella.

Hay mucho cuento pa’ poner en letras. Es un sinfín de vivencias. Mi mamá y papá, y tu mamá y tu papá no están solos en esto; hay toda una cultura enredada con la belleza de la mujer y todo lo que se debe de hacer con ella. No que sea un asunto que no arrope al hombre, pero que sin duda: “Nos complace presentar cuán importante es el Miss Universo en nuestra sociedad, y no, no el Míster Universo”… Otro tema para hilar. Nunca será suficiente hasta que empecemos a mirar lo que somos, simplemente HUMANIDAD. Y lo digo reconociendo mis limitaciones con esto, pero me doy el permiso a nombrarlo aunque se me haga tan difícil honrarlo.

Así que comparto mi tránsito, como espero poco a poco liberarme de ello a través de la palabra, para luego verlo en cada imagen, en cada foto, en el diario de mi mirada.

A mi celulitis, te honro

A cada célula de grasa en mis muslos, brazos, rodillas, les honro

A mi nariz torcida, te honro

A mis senos que llevé al quirófano, y ahora busco sacar la fuerza para retirarme los implantes, les honro

A mi piel envejecida, te honro

Al cuerpo que quise cambiar y en mi mente sigue siendo imperfecto, te honro

A mi hija, quien hoy atraviesa un camino de aprendizaje muy grande con su familia paterna, cuyo cuerpo juré nunca hablar, aunque en mi mente la consciencia perdiera la batalla contra el juicio. Te libero a ti también de mis juicios heredados, de los de mi padre, mi madre y nuestra historia. Te recuerdo tu poder para enfrentar cada momento en el que yo no esté para acompañarte a hacerlo. Tú puedes, hija mía, porque tú viniste a este mundo a PODER. Te honro…

Lo siento. Me miro. Compasiva y amorosa. Te lucho para no perderte en la idea impuesta y en la mirada ajena.

Les invito a ustedes, humanidad, a mirarse profundo respecto a este tema. ¿Cuáles han sido sus experiencias, sus heridas y cuánto se han llevado al punto de hacerse daño? Crea tu propio mantra con todas las partes de tu cuerpo con las que luchas. Darles lugar también es honrarlas. Ser humildes reconociendo que tenemos todo el deseo del mundo para mirarnos diferente, pero saber que así de sencillo no es, no es suficiente querer amarnos. Hay que realmente trabajarlo, y si perdemos el miedo a nombrarlo, juntxs, poniendo al servicio nuestra energía colectiva para transicionar los asuntos que nos amarran, sin duda permitimos poner en su lugar nuevas piezas al rompecabezas que le está dando forma a la nueva humanidad.

Con amor, mis wolves…

Lali

19 Respuestas

  1. Gracias por abrirte y expresar tu verdad que es la verdad de muchas!! Me llegó cada oración y aplaudo este GRAN PROYECTO!!!

    Ya quiero leer más de esta Diosa Boricua!

    Gracias! Gracias! Gracias!

  2. Si, nos toca. Nos toca a todos dar ese paso. El paso para hacerlo mejor. He sido bendecido de aprender mucho de ti. Todos tenemos nuestra historia. Está en nosotros sacar el lápiz y escribir nuestro nuevo libreto de vida. Eres una mujer grande que brilla. Tu luz y energía atrae un universo majestuoso de pensamientos que vienen a revolucionar nuestro ser. El ser que debe de ser, libre y auténtico. Te admiro mucho y te respeto por ser la mujer que eres y la que serás….

  3. Esto es una excelente oportunidad para visibilizar las experiencias de las mujeres gordas, quienes a menudo enfrentan estigma y exclusión en múltiples espacios. I love it.

  4. Te honro humana poderosa de la palabra. Te amo pues es lo que proyectas. Te seguiré leyendo y gracias por escribir lo vivido es un don que no muchos tienen. Éxito

  5. Venimos de familias misógenas y autodestructivas. Más bien lo que describes me parecen mecanismos de defensa para las mujeres ya que desde la mirada capitalista y patriarcal desde sus sombras al nacer nos meten en un molde. Es doloros porque pensamos que ese molde y manera de pensar es nuestro hasta que nos empezamos a desprogramar como tú lo estás haciendo. Eres bbellaaaa

      • Hermoso relato! Tema pertinente con el que muchxs nos podremos identificar, además de invitar a hacer lo propio por conocer las fuentes ancestrales de lo que somos, o de lo que creemos ser, y así ser capaces de mirar con compasión y perdón a nuestros padres mientras rompemos con las creencias inculcadas que no nos sirven. Gracias por compartir tú historia! Amo 🖤🤍🫂✨

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