Pensamientos…
En mi estado más íntimo y salvaje no necesito entrar a jugar con nadie.
He pagado el precio de dejar entrar a Dios en mí. Pues soy y seguiré siendo en esta vida una experiencia humana.
Soy esa de pocos lobos sedientos que han tomado de mi jugo. Soy esa con el útero que guarda memorias que me enraízan a la tierra, y de esas otras que surgieron del resultado de dejar entrar a mi mundo lo denso y oscuro a través del sexualidad. Siempre supe que no era yo el deseo primitivo ajeno ni el triunfo a ser tomada. Siempre fui esa Diosa jugando a ser para ellos. Pero ahora, ya no juego. Me enamoro de mi cuerpo, me excitan los olores de mi piel, danzan mis dedos deslizándose con los jugos de mi portal. Acaricio mis labios y entro en el laberinto dispuesta a perderme hasta encontrar el espacio sideral. Recorro el mundo en silencio, penetrando y dejándome penetrar a través de la mirada, olfateando la esencia de todo lo que cruza mi camino. Mirando la manada desde atrás. La vida me pondrá de frente al infinito; al elegido. No te busco, sé que llegarás.Para cada Diosa hay Dioses dignos de tomar de nuestra divinidad. No están en todas partes. Escoge tú a quién quieres dejar entrar.
Alguna vez dudé de poder bailar con magos.
Demasiado tiempo en el monopolio. Y ahora, no solo sé que puedo bailar con ellos, sino que puedo sentir su miedo a perder su gran poder y perderse en las profundidades de mi océano. Yo también tengo miedo a dejar lo conocido y abrirme sin freno a lo desconocido. Yo también tengo miedo a que su piel encarnada me robe el vuelo con sus palabras. Yo también temo a que no sea amor, sino miedo a caminar acompañado de lo más grande y poderoso sin sentirse pequeño. Yo también tengo miedo a enamorarme de magos que no se desnudan.
Veo, veo la belleza, veo la luz, pero necesito ver la oscuridad… Déjame entrar a tu sombra, mirar tu humanidad y enamorarme de ella. Eso es lo más importante: magia sin recetas…